martes, 11 de septiembre de 2012

RECORTES, CAÑONES Y MANTEQUILLA


Por Luis Miguel Escudero

En poco tiempo han pisado Madrid los dos máximos mandatarios de Alemania y Francia sin que los ciudadanos de a pie nos hayamos enterado mucho de los entresijos.

         La visitas a Rajoy, en apariencia insulsas, han ido seguidas de secuelas “colaterales”, en un lenguaje militar igual al que recoge el decreto que el pasado viernes 7 firmó el presidente español para autorizar un crédito extraordinaria con el se va a gastar casi 1.800 millones de euros en armamento.

         Aviones de combate EF-200, helicópteros Tigre y UME, misiles Spyke  o carros Leopard que, entre otros artefactos, son, según publica el BOE, “requisito indespensable para reforzar la imagen de España como socio fiable”.

         Y ahí está el quid de la cuestión, en la confianza o el temor a que el Estado español afloje la mano y se le pase por la cabeza invertir más en mantequilla para su pueblo que en  almacenar carísismas máquinas de guerra que, casualidades de la vida y el libre mercado, venden a España, sobre todo, Alemania, Francia y EE.UU.

         Las grandes crisis económicas suelen alimentar el fantasma de que una de sus soluciones puede ser la guerra o, en su versión más moderna, pequeños conflictos “de baja intensidad” en los que encajan fácil las tensiones que, otra casualidad, se han dado estos días en los peñones que los españoles ocupan cerquísima de Marruecos.

         Alemania o Francia sueñan con reactivar su economía desarrollando la industria militar. En la última década, Grecia, por poner un ejemplo sangrante, compró más de 10.000 millones de euros en armamento de estos países, entre ellos 350 carros de combate Leopard, submarinos, helicópteros o 46 aviones Mirage 2000.

         Obama y Europa prestaron dinero a la pobre Grecia para que se armara y cuando no pudieron pagar les ofrecieron un rescate para saldar las deudas a cambio de esquilmar con más recortes a su pobre población.

         Parece que Angela y Francoise han convencido ahora a Mariano de dos cosas; una es que nos tiene que estrujar más los bolsillos (subida de cotizaciones de la Seguridad Social incluida) y la segunda, que le compre más armamento con el dinero del rescate que, aunque no lo dice el gallego, seguramente pedirá a costa de que tengamos menos mantequilla.

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